“Le agradezco profundamente a la Fundación Corriente Cálida Humanística y especialmente a Cristina Sánchez. Quizás porque me tocó compartirla con gente con la cual estoy muy conectada emocionalmente y trabajar en conjunto fue altamente enriquecedor para mí. A diferencia de las otras me siento que aprendí a divertirme, me permití ser en muchos momentos un niña más, a sacar lo mejor que tengo para dar y a dejar la impotencia y el enojo por ver sus carencias para después; asi es hoy mi visión de vida. Cuando ingresé por primera vez al merendero, los nenes me miraban y me estudiaban, pero con el pasar del tiempo me fui integrando y de apoco me dieron su confianza y su respeto y tuve que ser paciente, entenderlos y comprender lo que desgraciadamente les toca vivir a cada uno de ellos y a sus familias. A medida que nos fuimos conociendo, aprendiendo sus nombres, escuchando alguna cosa que podían contar de sus casas, empezaron a sentirse protagonistas y a valorar lo que hacía. Algunos de hecho se enojaban cuando algún compañero se portaba mal o me contestaba mal, porque significaba que habían empezado a quererme, a sentir que estaba en el camino correcto. Cristina Sanchez. mi experiencia en el merendero fue hermosísima, en lo personal no fue mi primera vez, he tenido varias como colaboradora, pero esta fue diferente a todas. Lo que me llevo es haber aprendido varias cosas, tanto de mí como de ellos, que a pesar de todo siempre sonríen, cosa que los adultos deberíamos copiar más seguido. Me voy con el corazón contento porque tengo la certeza de haberme entregado y de dar lo mejor de mí. “
Testimonio de Estefanía Fernández, en el marco de la Experiencia Comunitaria de colaboradores de Fundación Corriente Cálida Humanística en el merendero PROVIDA de Merlo, Pcia. de Buenos Aires.