“Al comienzo, los primeros días fueron adaptarme a las diferentes situaciones y al temor de no saber cómo reaccionar a algo nuevo y desconocido para mí. Si bien al ser docente, el trato con los chicos es normal, la problemática, el ambiente y toda la situación en sí es completamente diferente. Si bien el temor fue mucho, lo que recibí de los chicos, de los más pequeños y los adolescentes fue maravilloso, una experiencia riquísima.
Gracias Cristina Sánchez!! Ahora me siento y soy feliz. Feliz por cada momento compartido tanto en ese hermoso rincón de Morón como con los que amo y son verdaderamente importantes para mi vida. Observé, jugué, compartí, charlé, me divertí, reí y lloré. Fue más lo que recibí que lo que di. Los abrazos, los besos, las caricias que me dieron no se comparan con nada. Es una experiencia que me va a acompañar a los largo de toda mi vida. Sé que di lo mejor de mí en este taller, pero lo que ellos lograron en mí fue extraordinario. Mi experiencia en el Hogar María Virgen Madre fue maravillosa.
Si bien mi compromiso con mi familia, mi trabajo y mi autoconocimiento sigue en pie, me siento más libre, sin prisa pero sin pausa. Ahora le doy importancia a las cosas que verdaderamente son significativas, un café con alguien querido, una charla postergada, una visita inesperada. Esas cosas que conforman la verdadera vida y que a veces sin darme cuenta relegué a un segundo plano. Mi Visión de Vida a partir de ahora es mucho más relajada, no tan tensa y estructurada como antes.”
Hermosas palabras de Mónica Ripani, en el marco de la experiencia Comunitaria de colaboradores del taller de autoconocimiento en el hogar de niños María Virgen Madre, en Morón, Pcia. de Buenos Aires.