Experiencia Comunitaria de colaboradores del taller de la Fundación Corriente Cálida Humanística, de autoconocimiento, en el hogar San Martín de Morón, Pcia. de Buenos Aires. Testimonio de Gisela Bosi:
“Cuando Cristina Sánchez me planteó la idea de realizar una tarea comunitaria, para el taller, la idea me encantó. Encanto que duró hasta que me dijeron que iba a colaborar con ancianos. Lo primero que pensé fue: “¿Por qué estoy haciendo esto por abuelos que no conozco y no lo hice por mi propia abuela?”; me sentí culpable.
Cuando busqué actividades, no tenía idea de que podía gustarle a un abuelo, así que no solamente me sentí frustrada si no que más culpable que antes, porque eso me daba la pauta de la poca atención que le había dado a mi abuela. El primer día me sentí muy incómoda, me sentí analizada, observada, quería irme, no sabía qué hacer, entonces comencé a saludar uno por uno.
Algunos me daban rechazo porque se babeaban, pero seguí saludando y me senté en una mesa sin saber qué hacer, hasta que una abuela me miró y me empezó a contar su historia, me presentó a su marido y a los cinco minutos ya estábamos jugando a la canasta.
Los días fueron pasando y cuando me quise dar cuenta el miedo ya se había ido, al igual que la culpa. Hablaba de los abuelos en mi casa, con mi familia y amigos. La abuela de tal mesa ya tenía nombre, la baba podía limpiarse con una servilleta. Empecé a quererlos, los escuché, les di miles de abrazos, de besos y caricias. Aprendí de ellos, me emocioné con ellos, los hice reír y abrí mi corazón sin dudarlo, cambiaron mi visión de vida, ayudaron a mi autoconocimiento.
Hoy pienso que no les di ni la cuarta parte de lo que me dieron ellos. Quiero agradecer a la Fundación Corriente Cálida Humanística por haberme dado la oportunidad de conocer a estas increíbles personas y por confiar en que no los iba a defraudar, quiero también agradecerle a Cristina Sánchez por darme la posibilidad de dejar ir esa angustia que tenía clavada en el pecho tras la muerte de mi abuela. “